28 de octubre de 2011

El inicio de un largo camino para los peruanos

Llegó el momento de ponerse la camiseta, amarrarse bien los chimpunes, saltar al gramado y sudar la blanquirroja. Empezó el momento de soñar, una vez más, con ver a Perú en el evento más importante del deporte rey: La Copa del Mundo. El pitazo inicial se dio, y los peruanos empezamos a empujar el carro que tendrá como paradero final Brasil. Porque no solo son once, no solo con la magia de Markarián podremos lograrlo. Porque cuando juega Perú, jugamos todos.

El inicio de Perú en las Clasificatorias Brasil 2014 empezó con un triunfo en casa y una derrota como visitante. Tres puntos de seis, que bien pudieron ser seis de seis. Imposible arrancar mejor. Estos 30 años perdidos desde España, esos 30 años en los que Perú, aunque quiso, aunque lo buscó, no pudo conseguir la clasificación al mundial, hoy se ve reflejado en los resultados, en la idea de juego, en el nivel de competencia de los jugadores plasmados en el rectángulo verde.

La confianza que brindó el trabajo de Markarián en la CopaAmérica hizo que, tanto en el jugador como en el hincha peruano, la ilusión nuevamente renazca y colme de gran expectativa el fútbol peruano. Hizo, además, que el hincha crea en su selección y que el jugador se comprometa con ellos y con un país que olvido, hace bastante tiempo, lo que significa la gloria.

Sin embargo, no hay que creérnosla toda porque, si bien es cierto se empezó con un nivel de juego elevado, aún seguimos siendo uno de los últimos colectivos de nuestra región. Debemos pisar tierra firme y caminar sigilosamente en este camino que recién empieza y que falta mucho por recorrerlo. Está también dentro la historia de nuestro fútbol iniciar bien y terminar peor, el factor importante para lograr el objetivo es el trabajo y, pese a tener un entrenador que sabe lo que hace, el jugador peruano debe entender que para hacer historia basta solo con disciplina. Siempre he dicho que los triunfos no son una casualidad, son una consecuencia de algo. Y ese algo debe ser: trabajo y disciplina.

De los dos partidos iniciales, se rescata el buen juego, la garra y el coraje que mostraron los muchachos. Contra Paraguay, Perú se mostró rítmico, fue un colectivo, disciplinado, se mostró agresivo. Lo visto en la cancha, estoy seguro, fue lo mismo que vieron los jugadores en el pizarrón antes de entrar a jugar. Abajo estuvieron bien, arriba estupendo. Contra Chile fue lo mismo, pero con distinto resultado. Si Perú tiene que perder que lo haga como lo hizo con los chilenos, sudándola, sin bajar los brazos, enmendando los errores. Solo así la hinchada reconocerá el esfuerzo y seguirá apoyándolos, como lo hizo aquí, como lo hizo allá.

El hincha peruano empieza a creer en la selección a partir del buen trabajo de Markarián, a partir del juego de los once que salen a la cancha, esos que representan el país. Todos debemos estar compenetrados, unos luchando por la camiseta y los otros empujando al equipo. Siempre con los pies en la tierra, sin crear falsas ilusiones, sin ídolos, sin fantásticos, con obreros que quieren construir esperanza, con ‘El Mago’ como chofer y todo el Perú como pasajero recorriendo este camino largo, pasando desapercibidos pero con la frente siempre en alto.

Si acaso hay una lección que nos deja estos primeros partidos de clasificatorias es esa, treinta años después del equipo del 81 el hincha peruano entendió que a la selección se la alienta. Si todos queremos ir a Brasil, antes de los pasajes -de avión o de bus- o el pasaporte tenemos que ponernos los chimpunes.  


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