“Dos, cinco, siete, va sopa” es parte del mensaje de los dateros, personajes que se han vuelto importantes en la cultura automovilística peruana.
¿Cuántas veces al estar en un vehículo de transporte público hemos visto el preciso momento en el que el cobrador recibe información de una persona que se acerca de prisa al auto?
Por un breve mensaje entre letras y números, el ayudante del chofer le lanza entre 30 y 20 céntimos. Este singular informante es conocido como datero.
Los reconocemos porque están ubicados estratégicamente en distintos paraderos en espera de los micros y combis que requieren de su servicio. Caracterizados por un chaleco, gorrito, tabla de apuntes, lapicero y papel, empiezan su labor desde tempranas horas de la mañana, convirtiéndose en un personaje importante de la cultura automovilística peruana.
El datero es la persona encargada de informar a los choferes los tiempos en ruta de sus principales competidores mediante un formato que ellos mismos elaboran, en él llevan el control de diferentes empresas de transporte. Con la información recibida por el cobrador, el chofer sabrá cuanta ventaja le lleva otros buses y así podrá decidir si acelerar o ir más despacio.
Existe quienes son fieles a una sola compañía y otros que apuntan los tiempos de todos los micros que pasan. Lo cierto es que para las empresas de transporte, recibir información de estos hombres cronómetro puede ser un arma de doble filo, esto debido al margen de error que podría haber en la información por pura casualidad o de manera intencional.
Pero ¿por qué distorsionar los datos? En el negocio improvisado del dateo, se puede recibir más del triple de lo normal por brindar mala información al competidor, por ello se convierte en una fortaleza y a la vez en una oportunidad para la unidades. A su vez, los dateros se arriesgan a que nunca más el vehículo afectado pague por la información.
‘’No hay mucha competencia interna, aunque siempre es bueno saber el ritmo al que van las unidades de tu mismo empresa, más bien lo que si no interesa en el tiempo que nos lleva las unidades de otras compañías. No fue muy complicado poder entender los mensajes de los dateros, se vuelve una rutina”, señaló Jorge Azabache, chofer de empresa de transporte público.
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